Después de ganarle en unas simultáneas a un Gran Maestro Internacional, se le impidió jugar un torneo de ajedrez a un niño-adolescente.
El menor de edad, se impuso en las simultáneas de ajedrez jugando con la Defensa Caro-Kann contra un famoso mexicano Gran Maestro Internacional. En los días siguientes, el adolescente se presentó para participar en un torneo de ajedrez en el único lugar donde se practicaba el deporte-ciencia en su ciudad, pero el organizador le comentó que no tenía nivel. No le importó que lo haya visto jugar y ganar contra el GM, simplemente se le vetó de jugar, dando preferencia a jugadores "de café" y a los estudiantes que el organizador entrenaba.
El novel ajedrecista cayó en una fuerte depresión y abandonó el ajedrez, aunque raras veces regresaba, siendo adolescente aún, a jugar uno que otro torneo, venciendo ocasionalmente a los estudiantes preferidos del mencionado entrenador.
Después de más de dos décadas, ese adolescente de años atrás, convertido ya en adulto, regresó nuevamente al deporte-ciencia, volviendo a derrotar a varios estudiantes del entrenador y también a su asistente personal. Se ha adjudicado dos torneos de Segunda Fuerza Estatal en menos de un año de su retorno al ajedrez. Comenta que quizás nunca ganará Cuarta Fuerza Nacional (únicamente ganó un Regional en esa categoría en Jalisco) o Primera Fuerza Estatal, pero ese veto cambió su vida: estudió una carrera universitaria y terminó un posgrado, pero nunca pudo, dicho veto, sacarlo del juego-ciencia de forma definitiva
Ese ajedrecista, recordando sus anécdotas, dice que no cambia por nada el hecho de haber derrotado a un Gran Maestro Internacional, aunque haya sido en unas simultáneas.
Hoy ve el ajedrez, como una mera distracción, un juego para disfrutar con los amigos, para convivir con nuestros semejantes. Esa es su filosofía. Y señala que disfruta jugar el ajedrez, y que no sabe casi nada de aperturas, gambitos o defensas. "El ajedrez me conduce a un mundo imaginario del medievo, de reyes y hazañas de caballeros y torres embrujadas", dice con emoción.
Esta es la historia de un veto real en el ajedrez mexicano.